«Querida Merkel, eres la primera mujer elegida para ser jefa de gobierno en Alemania. Una fuerte señal para las mujeres y ciertamente para algunos hombres«.
De esta forma fue como el entonces presidente del Parlamento alemán, Norbert Lammert, anunció, el 22 de noviembre de 2005, el resultado de la votación entre los parlamentarios alemanes, para dar paso a la administración de una canciller que duraría 16 años al frente de una de las potencias mundiales: Alemania.
Con un doctorado en química cuántica y formada bajo un régimen comunista en Alemania Oriental, hija de un pastor protestante y una maestra, Angela Dorothea Merkel, ha tenido una carrera exitosa aún y cuando una de las críticas constantes a su persona fuera el que “no parece encajar en los estereotipos de la política espectáculo”.
“Nunca me he subestimado, no hay nada de malo en ser ambiciosa”.
Celosa de su intimidad y protectora de su familia, amigos y esposo, el científico Joachim Sauer con quien siempre prefirió mantener una presencia discreta y permanecer totalmente al margen de la vida pública. Con 67 años actualmente y descartada por ella misma para encabezar un quinto periodo al frente de Alemania.
Decisión que ha sido calificada como el «fin de la era Merkel» y la cual, la puede generar riesgos para el continente en 2021, según ha identificado la consultora Eurasia. Luego que la aprobación y liderazgo de Angela Merkel le llevara a tener porcentajes favorables año tras año de su gestión. Mismos que la posicionaron como una estratega internacional y como la principal líder europea.
Su carrera política comienza a destacar en 1989 cuando se suma al movimiento democrático tras la caída del muro de Berlín, uniéndose al partido Demokratischer Aufbruch el cual competiría en las primeras elecciones democráticas en la República Democrática Alemana (RDA). Convirtiéndose así en la portavoz del nuevo gobierno en lo que fueran las primeras elecciones tras la reunificación alemana.
Posteriormente, Merkel asumiría los nombramientos como ministra de Mujer y Juventud en 1990. En 1993, fue designada presidenta regional de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) en Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Y en 1994 fue nombrada Ministra de Medio ambiente y seguridad nuclear.
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Para años más tarde, tras el escándalo de financiamiento ilegal por parte de su partido, el cual comprometía a varios de sus líderes, Merkel comenzó su ascenso tras exigir la renovación del CDU, por lo que el líder de ese partido es destituido, convirtiéndose en el reemplazó inmediato debido a su popularidad y fuerza al frente del CDU.
“La libertad no consiste en estar libre de algo, sino en estar libres para hacer algo”.
Con una capacidad para adaptar sus decisiones y a las circunstancias de una forma pragmática, conciliadora, fiable y siempre preocupada por los suyos, lo que le brindaría una aprobación ciudadana constante del 46% a lo largo de sus periodos como Canciller alemán.
Durante sus primeros años, su capacidad analítica fue reconocida como una de sus debilidades al ser considerada lenta durante la toma de decisiones ante momentos de crisis. Pero su proceso de toma de decisiones desde su experiencia como científica, le permitiría una evaluación mucho más metódica de los conflictos, lo que le valió hacerse de una imagen de Canciller sumamente razonable, lo cual le representaba una virtud a la hora de tomar decisiones acertadas.
Reconocida con el sobrenombre de «Mutti» (mami en alemán), y una palabra cuya interpretación en el contexto de la política alemana destaca el profesor de ciencias políticas de la Universidad Libre de Berlín, Gero Neugebauer, es más compleja. “Ya que ‘Mutti‘ representa a esa mujer que hace desaparecer los problemas, la que protege. Y que además se ocupa de los conflictos de una forma que la mayoría juzga adecuada”, detalla el investigador.
“El Euro es nuestro destino común y Europa es nuestro futuro común”.
Con un estilo único que le permitió abordar temas delicados sin dañar necesariamente su figura pública. En 2015, tras la cruenta guerra en Siria y los conflictos en Afganistán e Irak, donde más de un millón de inmigrantes y refugiados ingresaron al continente solo en ese año, emitió decretos y consensos para que Alemania cambiara sus reglas de inmigración, para adoptó una política de puertas abiertas. Dando refugio al mayor número de inmigrantes: con 476.000 solicitudes de asilo, el 36.6 % de un total de 1.3 millones.
Otro de los grandes ejemplos prácticos del estilo de Merker y su liderazgo sucedió con el referéndum para la legalización de la unión homosexual en Alemania mismo que fue aprobado en 2017, aún y cuando ella votara en contra, y del que opinó: “Espero que esta aprobación pueda promover no solo el respeto entre opiniones diferentes, sino también traer más cohesión y paz social a Alemania«.
Asimismo, su visión a futuro después del tsunami del Pacífico en Japón y tras el desastre nuclear de Fukushima. Le hizo comprometerse e iniciar la eliminación de las 17 plantas nucleares que se encuentran en Alemania para 2022. Lo que ha forzado el crecimiento de sistemas solares y eólicos, con el fin de cubrir la potencia retirada, siendo actualmente el país que ha batido récord en el uso de energías renovables que con 46 % en 2020, 55 % para 2030 y estimando el 95 % para 2050.
A estos obstáculos durante su brillante carrera política, se sumó también, el haber lidiado con la crisis financiera que sacudió a buena parte de Europa y la que generaría un enorme descontento por parte de países como España, Portugal, Italia, y Grecia, quienes tuvieron que someterse a las políticas de austeridad impuestas en 2011 a cambio de la liberación de ayudas económicas. Y de la que expresó: “No vamos a dar dinero a países que no pueden controlar sus cuentas, ahorrar y generar empleo«.
Otro de los conflictos que ha marcado su temple como estratega ha sido el Brexit, del cual tras ser titular de la rotativa presidencia de la Unión Europea, la canciller alemana, ha logrado celebrar un acuerdo con la UE y Reino Unido para definir claramente las futuras relaciones tras la salida de este último. Al tiempo que se mostraba confiada en que Alemania pudiera aprobarlo, y del que un par de meses después destacaría:
«Con este acuerdo sentamos las bases para un nuevo capítulo en nuestras relaciones. Reino Unido seguirá siendo, también fuera de la Unión Europea, un socio importante para Alemania y para la Unión Europea«.
Finalmente, y tras un año de cumplirse de la pandemia, Angela Merkel deja la presidencia con una aprobación récord, gracias también a su política sobre el covid-19. Y del cual advertiría desde un inicio; «Es serio. Tómelo en serio ya que probablemente sería el mayor desafío del país desde la Segunda Guerra Mundial. Y podría ser la última fiesta que pases con tus abuelos«, dijo. Hoy con 4.5 millones de personas vacunada e inoculando 6.8 millones de dosis, expresa que dicho proceso es muy lento y habrá que hacer algo al respecto para erradicar el peligro del Covid-19.
Considerada por muchos como una canciller de tiempos de crisis, valorada por ser una roca sólida en momentos convulsos con la crisis de la deuda europea, el «Brexit”. Publicaciones especializadas y expertos coinciden en que «Sin las habilidades políticas de Merkel, la Unión Europea se habría enfrentado a una división interna sin precedentes, con Polonia y Hungría por un lado y los otros 25 estados miembros por el otro; también estuvo en riesgo la unidad de Francia y Alemania, con sus puntos de vista opuestos sobre el futuro de Europa«. Estos a la par de otros factores realmente destacados fueron los que contribuyeron solidificar la imagen de la canciller Angela Merkel como una de los principales líderes mundiales a la voz de «wir schaffen Das«, ‘podemos hacerlo‘.