En México, la agroindustria no sólo siembra alimentos: cultiva desarrollo, innovación y oportunidades. Detrás de cada campo de maíz, invernadero o planta procesadora, existe una cadena de valor que impulsa el crecimiento económico, genera empleo y conecta al país con los mercados internacionales. Hoy, más que nunca, este sector encuentra en la Industria de Reuniones un aliado estratégico para mostrar su fuerza, intercambiar conocimiento y proyectar el potencial del campo mexicano ante el mundo.
Un motor económico con raíces profundas
La agroindustria mexicana representa uno de los pilares más sólidos de la economía nacional. Según el Banco Mundial, contribuye con un 3.46% al PIB total y más del 22% al PIB manufacturero. Esto refleja no sólo su peso productivo, sino también su capacidad de transformación: convierte la riqueza natural en alimentos, bebidas, biocombustibles, fibras y productos farmacéuticos que trascienden fronteras.
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Desde gigantes como Grupo Bimbo, Maseca, Lala, Herdez o Grupo Modelo, hasta empresas emergentes especializadas en biotecnología, cada actor del sector fortalece la cadena agroalimentaria. Además, los programas gubernamentales de apoyo a productores, las inversiones en infraestructura y el impulso a la innovación tecnológica han contribuido a hacer de la agroindustria un terreno fértil para la inversión y el desarrollo.
Innovar para alimentar el futuro
La transformación del campo mexicano se apoya cada vez más en la tecnología. Los sistemas de riego inteligente, la agricultura de precisión y el uso de drones para monitorear cultivos son ya prácticas comunes que aumentan la productividad y reducen el impacto ambiental.

Las empresas apuestan también por la sustentabilidad: adoptan prácticas de agricultura regenerativa, energías renovables, reciclaje de residuos orgánicos y certificaciones de comercio justo. La meta es clara: crecer sin agotar los recursos naturales, equilibrando productividad con responsabilidad ambiental.
Eventos que hacen crecer al campo
En este escenario, la Industria de Reuniones se ha convertido en una herramienta clave para el desarrollo del sector agroindustrial. Las ferias, expos y congresos especializados permiten que productores, empresarios, investigadores y autoridades se reúnan para compartir conocimiento, generar negocios y fortalecer redes de colaboración.


La Expo AgroAlimentaria Guanajuato es el mejor ejemplo de ello. Celebrada anualmente en Irapuato, es considerada la exposición agroalimentaria más importante de América Latina. En su edición 2024 reunió a más de 650 empresas de 52 países y atrajo a más de 30 mil visitantes, generando una derrama económica superior a los 90 millones de dólares. Su próxima edición, del 11 al 14 de noviembre de 2025, llevará el lema “Del surco al plato”, y promete consolidar a México como un referente en innovación y sustentabilidad agroalimentaria.
Otros encuentros como AgroBaja, InfoAgro Exhibition México, Expo Agrícola Jalisco, Expo Pro Agro y el World Agri-Tech Innovation Summit México, también confirman la importancia del networking para el sector. A ellos se suman eventos de gran impacto como el Foro Global Agroalimentario 2025, realizado en el Centro de Exposiciones y Convenciones de Chihuahua bajo el lema “El Futuro de la Alimentación”, que reunió a más de 10 mil participantes de 15 países y abordó temas como seguridad alimentaria, cambio climático e innovación tecnológica; así como la Expo Agrícola, Expo Maquinaria Agrícola y Expo Agroalimentaria 2025, celebrada en Aguascalientes dentro de la Feria Nacional de San Marcos, donde más de 120 expositores presentaron tecnologías de vanguardia en mecanización, riego y biotecnología, generando una derrama de 60 millones de pesos.

Estos encuentros no sólo impulsan la transferencia tecnológica y la generación de alianzas comerciales, sino que fortalecen el turismo de negocios y promueven la economía local, demostrando que el campo también tiene su punto de encuentro.
Retos que invitan a transformarse
A pesar de sus avances, la agroindustria enfrenta desafíos importantes: la degradación del suelo, los efectos del cambio climático, el acceso limitado a financiamiento y la competencia con productos importados. También persiste el reto de reducir el desperdicio alimentario y garantizar políticas públicas efectivas que apoyen la innovación.
Sin embargo, cada reto es también una oportunidad. El impulso de prácticas sostenibles, la digitalización del campo y la apertura de nuevos mercados internacionales perfilan un futuro en el que la agroindustria mexicana será más competitiva, más verde y más global.
Visión a futuro: del campo a las mesas del mundo
El futuro del sector agroindustrial mexicano se construye con tecnología, sostenibilidad y colaboración. Las nuevas generaciones de productores y empresarios entienden que la clave está en sembrar innovación y cosechar impacto.
Y en ese proceso, los eventos y exposiciones especializadas seguirán siendo terreno fértil para conectar ideas, cultivar alianzas y mostrar al mundo que el campo mexicano no sólo produce alimentos, sino también progreso.

La agroindustria se consolida así como un sector que inspira, transforma y une —desde el surco hasta el plato, y desde los campos hasta los centros de convenciones—, sembrando futuro y cosechando desarrollo para todo México.
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