Por Rosa Mendoza
Con la próxima llegada del nuevo gobierno se avecina una oleada de cambios en todo el país, pasando por la reducción de presupuestos, la descentralización de las Secretarías, nuevos rostros en las entidades gubernamentales, la posible llegada de un Tren Maya y el tan controvertido Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.
Sobre la reducción de los dineros, si bien es cierto que hay gastos que se ejercen en algunas dependencias que pudieran recortarse; también están aquéllos que se han podido comprobar y que tienen una razón de ser, por ejemplo los planes a mediano y largo plazo que se tienen programados para atraer un mayor número de divisas al país, principalmente vía promoción turística, pero ahora existe una posibilidad de que algunas de esas estrategias sean detenidas.
La razón de lo anterior se sustenta en el hecho de que parte del Tren Maya, que correrá por Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Chiapas y Tabasco, con un costo entre 120 mil y 150 mil millones de pesos, se integrará con los recursos destinados al Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y el resto será inversión privada.
Y bueno, a eso se le suma que quién llegará al frente del Consejo, por ahí se dice que al estar alejada de todo lo relacionado con el sector y solo formar una parte de la cadena de valor, deja abierta la posibilidad de que en efecto, un presupuesto reducido es la opción, pues, todos los que son del equipo del futuro representante del Ejecutivo Federal están en el entredicho de que menos es más.
Por otro lado, según los expertos la descentralización de las Secretarías de Estado tiene sus pros y sus contras, siendo éstas las mayores. Para empezar, mover toda una dependencia hacia otro destino conlleva toda una logística, y se requiere de infraestructura tanto aérea, carretera, inmobiliaria e incluso de entretenimiento, eh ahí el punto a favor, porque entonces en los Estados donde todavía no hay tal desarrollo y serán sede de una dependencia, se equiparán con todo lo necesario.
La mala noticia es que esa idea hace algunos sexenios atrás ya había surgido, pero no fue secundada porque, ¡NO HAY INFRAESTRUCTURA!, crearla, para lograr ese acondicionamiento de traslado se requiere de al menos 20 años, así que, tal vez ni los propios millenials puedan ser testigos de lo que se promete como si se tuviera una “varita mágica”.
Finalmente, a manera de reflexión, una consulta popular sobre dónde se debe construir el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, ¿nos convierte en ingenieros y expertos en el tema? ¿Quién en su sano juicio contestaría NO a una pregunta inducida, ejemplo, te gustaría contar con una terminal aérea eficiente?
Y tres, Texcoco es un proyecto de años, cuya inversión ya está prácticamente detonada, Santa Lucía se presenta como opción para lograr una “justa competencia y mostrar opciones”, pues bien, al final la que quede, el mandatario se verá como Poncio Pilatos, se lavará las manos y dirá: “la ciudadanía ha hablado”… ¿Será?