En 2025, los eventos ya no son solo encuentros para generar networking, se han convertido en pilares estratégicos de las marcas. Según el informe más reciente de Momencio, el 83 % de los responsables de marketing considera que los eventos son fundamentales para lograr sus objetivos de negocio. Esta cifra revela una transformación profunda: ahora se diseñan con una lógica de conversión, fidelización y crecimiento.
Al mismo tiempo, el 36 % del presupuesto total de marketing ya se destina a eventos, lo que muestra su creciente relevancia dentro del plan general de comunicación. La inversión no es casual. El ROI de los eventos supera en un 338 % al de los medios tradicionales, y el 79 % de los asistentes se siente más inclinado a comprar después de haber vivido una experiencia en vivo.
Tecnología y datos: el nuevo lenguaje del engagement
El auge de la tecnología está reconfigurando toda la experiencia del evento. Plataformas que integran inteligencia artificial, automatización en tiempo real, análisis predictivo, asistentes virtuales, realidad aumentada, sistemas de scoring de leads, herramientas de CRM y paneles de análisis en vivo permiten a los organizadores conocer mejor a su audiencia, anticiparse a sus decisiones, generar experiencias más personalizadas, optimizar el recorrido del asistente y tomar decisiones estratégicas basadas en datos.
El 94 % de los especialistas en marketing B2B considera que los eventos son esenciales, y gran parte de ese impacto se debe al uso de herramientas digitales. Tecnologías como asistentes virtuales, realidad aumentada y sistemas que califican prospectos integrados al CRM permiten aprovechar cada interacción con los asistentes para transformarla en una oportunidad real y medible. Todo se orienta a un mismo objetivo: generar resultados concretos a partir de experiencias bien diseñadas.
La era de la personalización
Las audiencias ya no quieren experiencias genéricas. Quieren sentir que el evento fue pensado para ellas. Por eso, el 77 % de los asistentes valora que las marcas les ofrezcan contenido personalizado, antes, durante y después del evento. Este enfoque no solo mejora la experiencia, sino que aumenta significativamente las probabilidades de conversión.
Además, el seguimiento post-evento cobra una relevancia crítica. Las mejores prácticas actuales recomiendan responder en menos de 48 horas, nutrir con contenido educativo y automatizar las secuencias de comunicación sin perder el toque humano. El objetivo siempre es mantener el interés y transformar leads en relaciones sostenibles.
Sostenibilidad y formatos híbridos: más que una tendencia
La industria de reuniones también está respondiendo a una demanda global por mayor responsabilidad ambiental. Hoy, la sostenibilidad es parte esencial del diseño de eventos. Desde evitar impresiones hasta trabajar con proveedores locales o reducir la logística física, cada decisión cuenta.
En este contexto, los eventos híbridos siguen ganando terreno. No solo permiten reducir la huella de carbono, también amplían el alcance y democratizan el acceso. El resultado es una experiencia más inclusiva, flexible y eficiente.
¿Y ahora qué?
El panorama es claro, quienes lideran la industria MICE son quienes entienden que un evento no termina al cerrar sus puertas, sino que apenas comienza. En 2025, lo que realmente está funcionando es una combinación inteligente de tecnología, contenido relevante, análisis de datos, sostenibilidad y estrategia de largo plazo.
Pero más allá de las herramientas o los formatos, el verdadero diferenciador está en la capacidad de generar vínculos auténticos. Los eventos que marcan la diferencia son aquellos que escuchan, que evolucionan con su audiencia y que se atreven a experimentar. En un contexto donde la atención es efímera, la conexión emocional se convierte en el mayor activo.
Así, el reto ya no es solo organizar eventos exitosos, sino crear ecosistemas que generen valor antes, durante y después del encuentro. Aquellos que lo entiendan no sólo captarán la atención del presente, sino que construirán relaciones para el futuro. Porque en la nueva era de los eventos, la experiencia no se mide solo en asistentes, sino en impacto, interacción y continuidad.
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