Este año el Tianguis Turístico que se llevará a cabo del 7 al 10 de abril en Acapulco, Guerrero, ha levantado mucho revuelo, ya que en él se dará una importante noticia que impactará al sector durante todo el sexenio: ya que se definirán las estrategias y el plan de trabajo para impulsar el Turismo Social. Y que se estima, minimizará a la Industria de Reuniones, un sector que se le miraba al alza y repuntando en el mercado, la cual ahora tendrá que reconfigurar las tácticas del juego.
Y es que bajo la premisa de revolucionar las políticas públicas en el turismo y sepultar las llamadas “prácticas viciadas”, que a decir del nuevo Secretario de Turismo Miguel Torruco Marqués, estas anidaron alrededor de los ingentes recursos públicos que se utilizaron en el pasado para la promoción turística (adiós CPTM y sus 21 oficinas alrededor del mundo), la apuesta ahora es dirigir todos los esfuerzos hacia esta forma de ver la entrada de la 4ta transformación dentro del rubro, en cofradía de la llamada austeridad republicana.
En estricta definición el Turismo Social trata de permitir que un mayor número de personas excluidas del ocio turístico acceda regularmente a las vacaciones y los viajes, de acuerdo con la Organización Internacional de Turismo Social (OITS), por tanto, dicha idea bajo ese precepto se asemeja a una buena intención para que más ciudadanos mexicanos –principalmente- disfruten de la riqueza cultural, histórica y natural de nuestro país.
Así que parte de lo que se avecina para que todos viajen y “no piensen en cosas que no son” es que se involucre el Gobierno Federal con empresarios, Sindicatos, Universidades, ONGs, comunidades indígenas y campesinas, liderados por la Secretaría de Turismo, para lograr ese objetivo.
En algunas naciones esta propuesta ha rendido frutos y por citar un ejemplo, destaca el de Dinamarca con su Consejo de Vacaciones para la Protección y Promoción del Turismo Social, el cual no requiere de presupuesto gubernamental, ya que se fondea con bonos de turismo.
Pero, como en toda propuesta siempre hay algo qué cuestionar y es ¿cómo se va a optimizar el posicionamiento del país a nivel internacional sí todo lo que huele a promoción se ha visto limitado y existe un interés creciente en que el turismo sea más “nacional”?
Además, habrá que ver si las agencias de viajes y los tour operadoras e incluso los autobuses y las líneas aéreas, el sector restaurantero y demás integrantes de la cadena de valor quieren entrar al quite y si de alguna u otra forma les convendrá esta forma de prestar un servicio en tentativa “más económica y accesible”, aun y cuando, el mismo Secretario de Turismo ha declarado que se buscara un turismo de “calidad y no cantidad”.
Lo anterior, también refiere a que con este plan, se quiere elevar el gasto per cápita y la captación de divisas. En el primer rubro estamos en el lugar número 40 del mundo, y en el segundo aspecto, nos encontramos en el 15 y según la expectativa se esperaba llegar a noveno lugar, para así estar entre los 10 primeros, pero la pregunta sigue siendo ¿cómo lo lograrán?
Ojalá que todos los cómos que se tengan en mente, sean resueltos en –reitero- el Tianguis Turístico, en espera de que a nadie sorprenda si México empieza a caer y quedar fuera de los 10 primeros países más visitados en el mundo.
De modo que como aperitivo, aquí les dejo un check list o lo que es lo mismo un recuento de los daños hasta el momento:
- Cerraron 56 oficinas de PROMEXICO en el extranjero junto con las 21 que tenía el Consejo de Promoción Turística de México.
- Por si fuera poco se desmanteló FONATUR, que por increíble que parezca, tiene la tarea de construir el Tren Maya, proyecto que debería asumir la SCT.
- La falta de promoción de México-País y la cancelación de eventos de talla internacional con sus respectivos patrocinios, aislarán al país y se empezará a reducir la inversión de firmas internacionales y por ende se eliminarán empleos productivos.