El ceremonial, la etiqueta y el protocolo, como en los debates presidenciales, son elementos cruciales en el proceso democrático de cualquier país. No solo ofrecen a los candidatos, en teoría al menos, la oportunidad de exponer sus ideas y propuestas ante el público, sino que también sirven como un medio para que los votantes evalúen y comparen a los contendientes en términos de habilidades, conocimientos y liderazgo.
Detrás de la aparente informalidad de estos encuentros televisados, existe un elaborado sistema de ceremonial, etiqueta y protocolo que garantiza su fluidez y efectividad, y llega a ser quisquilloso el desarrollo del mismo, que hasta el orden de las intervenciones, los colores de la escenografía, el tipo de letra y los súper (letreros en las pantallas) son minuciosamente elegidos para que no haya, aparentemente, una inclinación o guiño a cierta fuerza política.
Todo esto recae en la Comisión Temporal de Debates del Instituto Nacional Electoral (INE), que además, junto con los partidos políticos, establecen las sedes y los formatos, y tras ello, todos los demás elementos que vestirán el mismo evento.
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Es de ello, que hablaremos de cómo el ceremonial, la etiqueta y el protocolo inciden en el desarrollo del debate.
El Ceremonial
Antes, lo básico: El debate es al final un programa de televisión, y desde esa perspectiva, se hacen adecuaciones para redes sociales y hasta radio. Entonces, como televisión, hay varios procesos creativos, administrativos y logísticos para la creación y argumentación establecida de cada pieza audiovisual, y por ende, tenemos una narrativa y un uso del tiempo y del espacio.
Por ley, al menos uno de los debates se realiza en las oficinas centrales del INE. Y los otros debates (2) basan la selección en recintos que cuenten con los espacios y las capacidades técnicas necesarias para la producción de un debate televisivo.
El ceremonial en los debates presidenciales establece el tono y la atmósfera del evento. Desde la disposición del escenario hasta el orden de intervención de los candidatos, cada detalle se planifica meticulosamente para asegurar un desarrollo armonioso y equitativo del debate. El ceremonial también incluye la forma en que se reciben y despiden a los candidatos, así como la presentación de los moderadores y panelistas.
En el primer debate, vimos que el Consejo General se transformó en un set de televisión con colores morados en su mayoría, que combinan con la imagen del Instituto Nacional Electoral. En este sentido, se busca transmitir un mensaje de imparcialidad y respeto hacia todos los participantes. Los organizadores suelen implementar medidas para evitar cualquier tipo de favoritismo o desequilibrio en la conducción del debate, garantizando así la equidad y la transparencia en el proceso. El INE tomó de la Secretaría de Cultura iconografía de los pasajes prehispánicos más representativos de todas las regiones del país para el diseño del set y que fue usado también en los supers vistos en televisión.
El diseño de mobiliario fue curvo, de estilo contemporáneo, y con tonos claros para evitar distracciones y centrar la atención en las y el candidato, aunque se uso luz led para dar volumen y profundidad al espacio. La base de la mesa fue en tonos obscuros para evitar reflejos y charolazos ( televisión y al fin y al cabo).
La Etiqueta
La etiqueta en los debates presidenciales se refiere al conjunto de normas y convenciones que rigen el comportamiento de los candidatos durante el evento. Esto incluye aspectos como el lenguaje utilizado, el respeto hacia los demás contendientes, la cortesía hacia los moderadores y la audiencia, entre otros.
Es fundamental que los candidatos mantengan un tono respetuoso y constructivo en sus intervenciones, evitando ataques personales o descalificaciones que puedan entorpecer el desarrollo del debate. La etiqueta también dicta el tiempo de palabra asignado a cada participante, así como el orden de respuesta a las preguntas formuladas por los moderadores.
Otro aspecto es el de la vestimenta que se usan en los debates, y para ello debemos no olvidar que las texturas, colores y cortes tienen el poder de apoyar, contradecir o nulificar los mensajes verbales y los no verbales.
Es importante señalar que la vestimenta es un reflejo de nuestra personalidad, y que es libre de elegirse, sin embargo, en un debate, no solo cuenta el color y lo que de él se deriva, sino que, al ser un producto televisivo, hay colores y texturas que deben de evitarse, como las camisas o ropa con rayas o puntos. Cuando la tela tiene muchos detalles pequeños y repetitivos, la cámara no es capaz de reproducirlos con extrema definición, y, por lo tanto, crea o produce una sensación visual extraña, como de ondas, especialmente si se encuentra en movimiento, a esto le llamamos efecto Moirè.
En cuanto a colores, el blanco, además de ser un color tranquilo y de reflexión, se asocia al movimiento de mujeres sufragistas, aspecto que puede dar puntos, siempre y cuando el público lo relacione, si no, solo es un color más.
El azul marino evoca calma, autoridad, confianza y lealtad, siendo el principal portador de poder. En contraste, el negro, aunque asociado con autoridad y respeto, puede sentirse opresivo. Es mejor evitarlo si se busca una comunicación abierta y dinámica o persuadir a un público.
El Protocolo
El protocolo en los debates presidenciales se encarga de establecer el orden y la secuencia de las diferentes partes del evento. Desde la apertura con las palabras de bienvenida hasta el cierre con los agradecimientos finales, cada fase del debate sigue un protocolo preestablecido que garantiza su coherencia y eficiencia.
Además, el protocolo, por medio de las precedencias o criterios de ordenación, determina cómo se desarrollarán las rondas de preguntas y respuestas, así como la duración total del debate y los tiempos de intervención de cada candidato. Es importante que los moderadores y los candidatos sigan estas pautas con precisión para evitar confusiones o malentendidos durante el transcurso del evento.
En este caso, en los debates se suele sortear la ubicación de las y los candidatos en la mesa o en el atril, recordemos que por anclaje, quien “preside” (que suele estar en el centro), se le suele dar “más” poder, luego, por criterio de ordenación, el que está a su derecha (del centro) tiene mayor jerarquía y por último, en un acomodo de tres personas, el que está a la izquierda del centro, la tercera jerarquía. Ojo, esto en lo normativo, en lo que concierne a un debate es únicamente ilustrativo.
Luego, también por sorteo, se establece el orden de intervención, aunque luego, para tratar de tener la misma representación, se van alternando los turnos, así, quien empezó primero a responder, en la tercera ronda será el último en hacer y así sucesivamente.
En conclusión, el ceremonial, la etiqueta y el protocolo desempeñan un papel fundamental en la organización y ejecución de los debates presidenciales. Estas herramientas permiten mantener el orden, la imparcialidad y el respeto entre los participantes, garantizando así la integridad y la legitimidad del proceso democrático. A través de su aplicación adecuada, se promueve un diálogo constructivo y transparente que contribuye al fortalecimiento de la democracia y al ejercicio responsable del poder político.