En 2017, Barcelona encabezó los rankings mundiales de las ciudades que albergan la mayoría congresos y convenciones internacionales, de acuerdo a las clasificaciones de ICCA (International Congress and Convention Association). Esta importante estadística, que refleja el esfuerzo y la dedicación conjunta, sirve para confirmar la necesidad de Barcelona por mantener su modelo de colaboración altamente fructífero, basado en la cooperación de los sectores público y privado, una exitosa fórmula que las ciudades de los cinco continentes observan de cerca.
A través de la gestión privada de las instalaciones públicas, los principales ejemplos de infraestructura pública en Barcelona se pueden ejecutar de manera más eficiente optimizando el uso de impuestos, aportes sociales y proveeduría.
Un claro ejemplo del éxito de este modelo es el Centre Internacional de Convenciones de Barcelona (CCIB por sus siglas en catalán), uno de los recintos más grandes en el sur de Europa. De acuerdo a un estudio realizado en 2017 por la Universidad de Barcelona, por cada euro invertido en su construcción y mantenimiento, la población de Barcelona ha recuperado 1.39 euros en forma directa y otros 8.50 euros en forma indirecta.
El CCIB también ayuda a descentralizar el turismo de la ciudad al promover una nueva área de negocios de Barcelona que ha experimentado un cambio urbano espectacular. Esta nueva área, que cuenta con el rascacielos Torre Glòries (antes Torre Agbard), es un imán para start-ups y para empresas del sector tecnológico.
De hecho, Facebook acaba de anunciar que planea abrir un centro operativo en Torre Glòries para combatir las noticias falsas en su plataforma. Barcelona ocupa el quinto lugar en importancia como un centro tecnológico europeo, solo superado por Londres, Berlín, París y Ámsterdam, según el Start-up Ecosystem Overview, realizado por Mobile World Capital Barcelona.
Los congresos desempeñan un rol clave en la lucha contra la estacionalidad del turismo, ayudando a asegurar un uso más racional de las instalaciones hoteleras y de servicios en la ciudad. El turismo basado en el conocimiento y el turismo bleisure (el cual combina negocios con placer) son una buena manera de complementar al turismo vacacional, ya que ayudan a redistribuir las llegadas de visitantes a lo largo del año.
La mayoría de los visitantes y delegados a los congresos también consumen servicios de ocio, culturales y gastronómicos de calidad, lo que a su vez ayuda a generar empleos calificados en la ciudad.
Es importante recordar que los centros de congresos y convenciones operan en un marco de sectores afectados por los ciclos económicos de mediano y largo plazo. Esto los convierte en auténticos barómetros cuando se trata de predecir la actividad económica futura. Esta invaluable información es fundamental para quienes elaboran políticas públicas, ya que puede utilizarse para anticipar y evaluar la necesidad de introducir medidas para combatir estos ciclos.
Podemos afirmar con orgullo que Barcelona no muestra signos de desaceleración en sus actividades de congresos en los próximos cinco años. Vemos un futuro muy prometedor por delante.
Un socio estratégico y social
El CCIB, que actuó como sede en 2017 para un total de 122 eventos a los que asistieron unos 476,910 delegados, es ahora uno de los socios estratégicos de la ciudad, que ayuda a fomentar la interacción con la industria, con los sectores de la salud y la biotecnología, con la comunidad universitaria y con el mundo cultural: todos los aspectos importantes de la ciudad. Además, el networking ha demostrado por sí mismo que desempeña un rol fundamental en la construcción de lealtad en la organización de eventos corporativos y científicos, lo que ayuda a atraer talento a la ciudad.
El componente social también es importante. En 2001, los eventos de GL events participaron en una valiente apuesta municipal para reintegrar un área en gran parte descuidada dentro de la ciudad que carece de cohesión. El CCIB ha incorporado las políticas sociales en su mapa de ruta. A través de la asociación Barcelona Forum District (de la cual el CCIB es miembro fundador, junto con hoteles y empresas locales), más de 421 personas en riesgo de exclusión social han encontrado empleo desde 2011. Además, en su calidad de socio de CCIB, la administración pública recibe ingresos en forma de dividendos que pueden reinvertirse para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de Barcelona. En resumen, este es un ciclo virtuoso que beneficia a todos.
Adicionalmente a su papel como miembro del Consejo Directivo de AIPC, Marc Rodriguez es Director General del CCIB – Centre de Convencions Internacional de Barcelona.
AIPC representa una red global de más de 185 recintos líderes en 60 países, con la participación activa de más de 900 profesionales de nivel gerencial en todo el mundo. Se compromete a fomentar y reconocer la excelencia en la administración de centros de convenciones, en base a la experiencia de su representación internacional y mantiene una variedad de programas educativos, de investigación, de redes y estándares para lograrlo. AIPC también celebra y promueve el papel esencial de la Industria de Reuniones para apoyar el desarrollo económico, académico y profesional y mejorar las relaciones globales entre los intereses comerciales y culturales altamente diversos.
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