El cuidado medioambiental y la eficiencia energética han pasado de ser una ‘moda’, a ser una obligación dentro de las operaciones de las empresas y organizaciones del gobierno y de la Iniciativa Privada (IP). En este sentido, el sector turístico se ha transformado en la punta de lanza en implementar tales medidas en pro de reducir en lo posible la huella de carbono y el impacto en los ecosistemas.
La Fundación para la Educación Ambiental (FEE por siglas en inglés) es el ente autorizado por la Organización Mundial de Turismo (OMT) en certificar hoteles, playas, embarcaciones y marinas, como negocios que operan bajo principios de sustentabilidad y responsabilidad ambiental.
En entrevista para Factor Meetings con el CEO de FEE México, Joaquín Díaz, ahondamos en las especificaciones que se requieren para que un establecimiento del sector Turismo pueda hacerse acreedor a estos sellos de garantía en gestión sustentable.
“La fundación tiene sus orígenes en Europa, y las membresías se otorgan a los países que están abocados a identificar y mitigar y en la medida de lo posible, los impactos ambientales derivados de la operación del sector turístico”.
En este sentido, para la industria de la hospitalidad, FEE dispone de la certificación Green Key. En tanto, para los sitios costeros, como playas y embarcaciones, se dispone del sello Blue Flag. Ambas certificaciones se implementan en México.
“Para el programa Blue Flag, nos abocamos a buscar un turismo ambientalmente responsable. Todo esto, con un eje transversal de otro programa que se llama Echo-Schools, en el cual se trabaja en el empoderamiento de las nuevas generaciones para la toma de decisiones sobre las acciones necesarias en el tema sensibilizar”, comenta.
La bandera azul
El distintivo Blue Flag opera en México desde 2012, abarcando playas, puertos deportivos, marinas y embarcaciones. Se trabaja con especial énfasis en los sitios públicos, y el proceso de candidatura se realiza mediante un jurado nacional, en primera instancia; para posteriormente, obtener la aprobación de un jurado internacional.
El jurado en México se compone de entidades gubernamentales y privadas, en donde la Secretaría de Turismo Federal (Sectur) es la que preside el jurado en cuestión. Por ende, el titular de la dependencia, Miguel Torruco Marqués, está al frente del jurado nacional; mismo que integra a instancias como la Cofepris, Profepa, Conagua, Semarnat y Semar, entre otras instancias.
Por parte de la sociedad civil, participa el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), la organización Libre Acceso, que asesora en temas de accesibilidad, para personas con alguna limitación psicomotriz. Se tiene también el apoyo de la Universidad Anáhuac, de la CONUEE, para verificar las prácticas en eficiencia energética, que funciona más para el caso de Green Key en los hoteles.
“Es el jurado nacional el que se encarga en conocer, evaluar y votar la procedencia de las candidaturas que se presentan. Tiempo después, se reúne el jurado internacional, que tiene una composición similar pero global, donde participa la UNESCO, la Asociación Internacional de Salvavidas, entre otros grupos de trabajo; todo bajo el paraguas de la OMT. Esta reunión se realiza durante abril de cada año, y para mayo ya se conocen los resultados finales”.
Criterios de elegibilidad
De acuerdo con Joaquín Díaz, los criterios de orden internacional para los sitios costeros se engloban en cuatro grandes rubros:
El primero es Información y educación ambiental, entendido como el core business de Blue Flag; que se explica como la motivación en las actividades transversales en las cuales se trabaja en la sensibilización del público. Otro gran rubro es Calidad de agua, un tema muy técnico donde se evalúa el cumplimiento de la normativa regional y europea; tales como parámetros físico-químicos, como Enterococcus y Ecole. Con ello, el visitante sabrá que el destino al que arriba, tiene un constante monitoreo de la calidad del agua.
El tercer rubro es Gestión ambiental, por el cual se vigila la limpieza de la playa, que implica sistemas de medición, monitoreo de las zonas de arena; siempre con el enfoque de protección a la naturaleza.
“La limpieza de la playa no se debe hacer con un trascabo, por ejemplo, porque puede darse un deterioro, una erosión de la propia zona de arena. No se pueden introducir especies invasivas, que no sean nativas. Y verificamos también, si hay sitios de anidación de tortugas, que estén dentro de un esquema netamente académico o preservación”.
Por último, se tiene el rubro de Seguridad y servicios. En este apartado, toda playa Blue Flag tiene un guardavida certificado, que posee el equipamiento mínimo necesario para atender cualquier incidencia. En totalidad, son 33 criterios los que deben cubrirse dentro de estos cuatro grandes apartados.
Actualmente, son 94 sitios (62 playas, 29 embarcaciones y tres marinas) en 9 estados de México que disponen del distintivo Blue Flag. La distinción tiene vigencia de un año.
“Somos el país número uno en el mundo con embarcaciones de turismo sostenible. Y en total de sitios Blue Flag, México ocupa el décimo lugar. Estamos compitiendo con Portugal, España, Grecia entre otros países, y en América somos el número uno”, afirma el CEO de FEE México.
La llave verde
En el caso de la industria de la hospitalidad, Green Key es el sello de FEE que certifica a los hoteles como centros de hospedaje ambientalmente responsables. Los establecimientos, deben cumplir con 131 criterios en 13 grandes rubros, de carácter internacional.
“A muy grandes rasgos, nos enfocamos en la gestión ambiental que se realiza desde la administración de los establecimientos; esto es eficiencia energética, el uso de la luz eléctrica, de gas… como turistas, no nos damos cuenta la gran cantidad de energía que se requiere para nuestra estancia. Entonces debemos involucrar no nada más al personal, sino al visitante, en tratar de identificar cuál es su huella de carbono, su huella hídrica”.
Actualmente, Green Key tiene en México 161 establecimientos certificados, desde hoteles boutique hasta complejos hoteleros, como Fiesta Americana.
En palabras de Joaquín Díaz, la sustentabilidad se tiene que vislumbrar como un activo contable del sector turístico; pues la industria origina más de 9 puntos en el PIB Nacional.
“No solamente es una moda o tendencia, ya es un must; porque la operación ambientalmente responsable puede verse reflejada directamente en la viabilidad del negocio y del destino. Un destino que no cuida su activo ambiental está destinado a no prevalecer”, finaliza.
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